PREMIO «Poeta Amalio Gran» patrocinado por la Sede Universitaria de la Universidad de Alicante
Alejandro Rafael Alagón Ramón.
El soporte recoge la ciudad de botellas
que conviven errantes, sometidas de pronto
al antojo del cliente que reclama un licor,
un brebaje en el limbo de las conversaciones.
Redomas que, a menudo, esconden viejos líquidos,
y alojan la quietud del alcohol que aprende
las miserias de un hombre o las costumbres nómadas
o el territorio oscuro de los seres efímeros.
Con el llanto espontáneo del coñac en la copa
se apaga un suspense, la mirada indecisa
del pensador noctámbulo que otea el cansancio
de cada camarera en la barra del bar.
Ciudad, villa, arrabal de bebidas rivales,
de frascos que compiten por atrapar el ímpetu
del comensal, del huésped de un mostrador inhóspito
que olvida los fracasos, las confidencias gélidas.
Así son las botellas que en su letargo aguardan,
que en su marsupio acogen una gruta insondable.
El camarero arroja un cadáver de vidrio
en el contenedor. Llueve, los perros ladran.