SEGISMUNDO REFUGIADO
¡Soy mísero refugiado!
¿Por qué me tratáis así
si huyo de atroz frenesí
buscando ser amparado?
No cesa mi fatal hado.
No vence el llanto al rigor,
pues sentís miedo y pavor
de la ingente muchedumbre
que en solidaria techumbre,
esperan su valedor.
Hay niños que tiritando,
en fría noche balcánica,
a la valkiria germánica,
asilo están suplicando.
¿Quién tiene el corazón blando?
¿Quién responde a este lamento?
Multiplican el tormento
marciales manos de espino
que dirigen su destino
hacia campos de aislamiento.
Expulsa de su cultura,
esta Europa progresista
la cruel violencia machista
que en su sociedad perdura.
¿Tendrá fin la desventura
de la mujer refugiada?
Mas se siente amenazada
miedosa opinión sectaria.
Ser extracomunitaria
la deja estigmatizada.
Xenófoba zancadilla
derriba al padre en la tierra,
pero él a su hijo se aferra,
digno mira a quien le humilla.
Salidos de igual arcilla,
se ven gente diferente.
Un indignado occidente
no puede dormir tranquilo.
Cuando el fútbol le da asilo,
queda tranquila la mente.
Son solo tristes retazos
de una Europa que vacila
porque se siente intranquila
cuando llaman tantos brazos.
Puzle de humanos pedazos
no sabe solucionar.
Temiendo su bienestar
no quieren más inquilinos.
¡Refugiados! ¡No hay caminos!
Solo muertos en la mar.
ROSAURA(1)
Pues volviendo en mi sentido
hallo que las penas mías
para hacerlas tú alegrías
las hubieras recogido.
(1) Literal de «La vida es sueño» de Calderón de la Barca
José Antonio Enrique Jiménez