Ventana de mis madrugadas, amorosa ventanuca.
Rompientes de cuchillos cortantes intentan, que no logran, mi celo por ti agotar,
pobres, pobres niños son,
creer que nuestro amor, es como el suyo,
que no es amor.
Y que pueden comprar lo que no estuvo, no está, ni estará en venta.