A CARAPERRO
Javier Celada Pérez
Ya bajaste a cada uno de los infiernos,
y de todos regresaste escaldado.
Te llamé cuando ardías en la calle del azote,
enfilando ya, la senda de los malos.
Has dejado huérfanos desordenados,
desoladas amantes y cascotes,
la ropa maloliente y los zapatos,
en viejas y amontonadas bolsas de deporte.
Te fuiste por el camino de los malditos,
junto a los reos que jamás se doblegaron,
con los puños apretados y los dientes,
maldiciendo, como un viejo renegado.
¡Me cago en mi puta vida y en el agua de la fuente!
¡En la sombra de los pinos y en la sed de las cunetas!
¡Me cago en lo divino y en el sol del horizonte!
¡En el frío de mis huesos y en la noche que se acerca!
Te paraste junto al árbol del ahorcado,
como un perro que abandona a su rebaño,
escarbando con las uñas en la tierra
sepultando para siempre su pasado.
No hay condena para aquel que no escarmienta,
ni cadena que someta al sentenciado.
No hay tormento para el que anda en las tinieblas,
y su viaje acaba siempre en el calvario.
Finalista IV Certamen Amalio Gran