FINALISTA: Mª José Honguero Lucas
Ahí estabas, tras la barra del bar,
con cien universos en los ojos
mirando a ningún sitio, herida de silencio,
curvándome los sueños,
columpiando en tus manos las migajas
de esos pájaros de hielo
revoloteando al fondo de tu vaso.
A un centímetro el murmullo, el mundo
tarareando su himno roto,
su canción sin alma,
tú
esculpiendo una trinchera en cada gota prófuga,
tejiendo lentamente esa mirada
con que atrapar mi lluvia.
Yo al otro lado,
regalándole el aliento a los cristales más turbios,
al borde de tus labios,
inventando teoremas por si acaso
donde encerrar por siempre
la bisectriz de nuestros cuerpos enfrentados,
vaciando las copas y frenando
las ansias por beberte.
Ahí estabas, obvivando
cuanto no fuera espejo de tu mar airado,
prestando tu silueta a los ilusos,
a mí
que sentí bien tu calor de invierno
acariciándome las alas,
la humedad de tu boca desmembrada
en mi verso desierto.
Llegó la penúltima y te fuiste
como un alud inconsciente
y yo quedé sepultado en la noche perpetua,
recogiendo las sombras de mí mismo
de las huellas resecas de cerveza.
Desde entonces
sirvo un vaso con hielo a aquel rincón
donde me perdí contigo,
por si escuchara cantar a los gorriones.