Para castrar al silencio

Para castrar al silencio que nos angustia

y oírlo gritar,

vamos a hacer

con la herida que nos rompe el pecho,

poesía,

para desgarrarla en la noche.

Cien  montañas y mil valles

erguidos en la bruma

escucharán el vuelo rabioso de lo que nuestras ansias han creado

y verán caer,

hecha pedazos,

la ciudad esculpida en podredumbre.

Temblando bajo los ecos

que avanzan desde las cumbres.