Llegarán los tiempos de las uvas fermentadas
y se transformarán en vinos lujuriosos y sangrientos
que harán dulce la amargura de nuestras salivas
vacías.
Ante los angustiados de uñas rotas
ese día se mostrará en todos sus esplendores y
cálices
eclipsando el sol de nuestros padres.
Rápida, la ventisca galopa con los ecos de la risa
llevando en sus temblorosos acordes
la raíz, a que se agarra rabiosa la esperanza.