A la noche
y al fuego,
que bailan juntos.
A la luna,
cenizas
blancas y mates.
A la justicia de las estrellas
que asumen
la forma
de tintineantes cálices.
A la noche
y al fuego,
la luna y las estrellas,
por ellas
y sus más nítidas raíces
exprimo mis dedos,
para que de ellos fluya
este oscuro homenaje.