Baja la marea de luz

Baja la marea de luz

y la espuma de la noche

moja nuestros pies

en la arena pálida de las sábanas:

tu boca no es tu boca

ni mi boca es ya mi boca.

Se detiene el tiempo

y se acelera la vida:

nosotros ya no nos regimos por leyes,

flotamos hacia dentro y hacia fuera

de nuestros cuerpos,

avanzamos por piel desconocida

y hallamos tesoros escondidos

en las más íntimas esquinas.

No hay más dioses que nosotros

ni más deber que el fundirnos.

Así en uno, los dos,

aguardaremos el ataque del alba,

donde a lo nuestro se le llama amor

y nosotros sabemos que no tiene nombre.

                                      Junio 84

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