Si todo lo constante lo hemos convertido
en babeante rutina ilusoria de felices tiempos
que repta, burlesca, siseando por las paredes del llanto…
Si después del letargo de la espuma,
y de las esperanzas, y de la locura, y de la risa,
después del sueño de tantos infinitos…
Si aún sabiendo que las piernas de barro
se han olvidado de lo que es caminar
y no saben acariciar la yerba que pisan…
Si aún después de tener una conciencia que escapa
si aún después de sentir el dolor
de todos los dedos que fueron cercenados ante tus ojos…
…No somos capaces de golpear la barricada del odio,
quisiera que al menos no olvidáramos la palabra suicidio.