Soy hija de una sociedad
que se ha olvidado de “ La piedad”,
que parece odiar la debilidad,
que ha escupido sobre el epitafio de la Fraternidad.
¿Acaso somos presos de un dolor
que nació en la semilla del temor?
¿Acaso hemos olvidado ser
para solo aparentar y tener?
Me he refugiado en los versos,
siento de las rimas celos,
las hipérboles son mis anhelos.
¡Escribo por no morir!
A mi cuaderno hago el amor.
escribo para olvidarme de sufrir,
los orgasmos tienen forma de tachón.
¡Ojalá la vida fuera poesía!,
y las emociones sus musas.
Ojalá la vida no me doliera
y la felicidad no fuera mi intrusa.
Sufro de ansiedad melancólica,
vivo en una triste paradoja,
a veces sobria, a veces alcohólica,
con la estabilidad de una sutil hoja.
Yo sigo sonriendo a esta sociedad
Aunque me duela una barbaridad.
Me siento inversamente proporcional
a mi propio acto existencial.
La vida es para mí una incógnita
inabarcable e indómita.
Vivo preguntándome una y otra vez
¿Algún día se apagará mi sed?
Sed de victoria, sed de dudas,
sed de antídoto a mis amarguras.
Quizás el agua sean las arrugas
que revienten mis armaduras.
Anhelo ser libre de ataduras,
recortar todas mis molduras,
sentir mi alma con holgura,
¡Vivir de la mano de mi locura!
Y hasta el fin de mis días,
lucharé por no morir cada segundo,
por encontrar un sentido profundo,
por no ser de la felicidad un vagabundo.
Prometo no cortar las venas de mi alma,
mantener mi mente en calma,
no ser la maléfica de esta trama,
si no relucir como bella dama.
Hoy ser auténtico es tener Instagram
para integrarte en sociedad.
Y si tu ego quiere llorar
te conjugan el verbo “empoderar”.
Leer a los clásicos es un sacrilegio
y saber escribir ,un privilegio.
Vivimos el divorcio de Ana y Sergio,
Estar enamorados ya no es su credo.
Un suspiro me empieza a hervir
Esta sociedad no es para mí,
Nunca me graduaré en saber vivir.
¡Escribo para no morir!
Zayra Abascal Múgica