Después

Después

de ciento cuatro estaciones

dispersas

a través de las hojas de las ventanas

que anestesian la vida,

algo pasa.

Hay

una voz que es el ayer,

clara, potente en el hoy,

pero ya se filtran los ecos

de los cánticos, los gritos del mañana.

Algo pasa,

siempre por delante de la norma,

irreconocible aún, palpitante,

que nos va a arrastrar

hacia arriba,

 algo, al lado de lo cual todo

 lo que conocemos

 es solo un balbuceo.